(Por Beatriz Chisleanschi (*)) ¿Qué otra cosa se puede decir de Ana María Ramb? No hay mejor palabra que la defina: Belleza. Una belleza que inunda su interior y que luce en su exterior.
Ana María una mujer incansable que se aferró al rojo de su sangre para hacerlo bandera y llevarlo en su corazón y en su lucha.